La caída de la hegemonía del fútbol español.
- Robert Bruixola
- 2 mar 2021
- 9 Min. de lectura

En el día de hoy, quiero tratar un tema que dentro del mundo del fútbol es ya una realidad para infortunio nuestro y que no escapa de toda crítica y asombro: la decadencia del fútbol español.
Una situación que se debe a varios factores que han ido desencadenándose a lo largo del último lustro y cuya tendencia impulsada por los resultados deportivos negativos han evidenciado la supremacía de los clubes de las otras grandes ligas europeas en detrimento de los clubes españoles sobre todo en los últimos 2-3 años. Por ello, quiero hacer hincapié en el contexto actual en el que nos encontramos exponiendo las claves de por qué hemos llegado a esta situación de “inferioridad”. En mi opinión, obviando que la crisis del coronavirus ha afectado negativamente a todos los clubes europeos con más o menos incidencia, existen 3 causas fundamentales que ilustran perfectamente el declive del dominio futbolístico español y que están entrelazadas entre ellas:
Factor económico:
En el fútbol profesional español venimos de una larga etapa de bonanza económica creciendo en dobles dígitos desde la temporada 2015/2016, gracias a la gran estrategia de desarrollo de negocio de LaLiga y a su férreo control económico que ha ayudado en gran medida a reducir la deuda acumulada de los clubes y a que no tengan pérdidas a final de temporada. No obstante, la consecución de malos resultados deportivos de los últimos dos años sumado a la crisis del coronavirus han puesto en jaque la hegemonía del fútbol español en todos los aspectos.

En el aspecto económico-financiero, existen varios motivos por los cuales los clubes españoles están en desventaja frente al resto de clubes de las principales ligas europeas, sobre todo de la Premier League. La principal razón de este hándicap es el desigual reparto de los derechos de TV por parte de LaLiga, actualmente la principal fuente de ingresos, ya que beneficia en gran medida a los grandes clubes y perjudica bastante a los más "modestos". A esto se suma el incremento significativo de la deuda y la falta de rendimiento deportivo en Europa que merma aún más los ingresos de los grandes clubes españoles ahogados económicamente ahora más que nunca debido a la pandemia mundial. Y es que, la Covid-19 ha obligado a los clubes a reducir en gran medida sus gastos en forma de ERTES y considerables rebajas salariales de sus jugadores debido a la imposibilidad de generar ingresos mediante el ticketing/match day o a través de la venta de jugadores, dos de sus principales fuentes de liquidez. Asimismo, la incapacidad de obtener nuevos recursos económicos o una mejor explotación de los derechos audiovisuales por parte de la patronal en los mercados internacionales ha menoscabado la capacidad de inversión de los clubes españoles.

"El reparto de derechos de TV en LaLiga Santander es la más desigual de las cinco grandes, con una ratio de 3,1 entre el primero que más ingresa y el que menos. Este ratio es del 1,4 en la Premier, del 2 en la Bundesliga, del 2,4 en la Ligue-1 y del 2,6 en la Serie A para un ratio medio global del 2,3".
Esta situación ha provocado que la inversión en concepto de adquisición de jugadores en los pasados mercados de verano e invierno haya sido inferior a la del resto de grandes ligas europeas y que se haya optado mayoritariamente por las cesiones, trueques o ventas de jugadores a precio devaluado para ahorrarse su gasto en masa salarial.
Otro motivo de la pérdida de capacidad económica es la mala gestión de los clubes a todos los niveles. Los casos más representativos en este aspecto son el FC Barcelona y el Valencia CF, ambos en plena crisis institucional. En el primero de ellos hago hincapié en la venta de Neymar al PSG el verano de 2017 (222 mill. €) que desencadenó una política de fichajes arriesgada con las compras millonarias muy poco rentables tanto a nivel económico como deportivo (por el momento) de Dembelé, Countinho y Griezmann para suplir la marcha del brasileño. Y, si a ello les sumamos el “megacontrato” de renovación que firmó Lionel Messi en noviembre de 2017, estamos ante dos decisiones que han estrangulado económicamente al FC Barcelona.
Por otro lado, el Valencia CF parecía haber encauzado el rumbo y encontrado una estabilidad deportiva, pero sucumbió debido a una crisis institucional y a la mala gestión del máximo mandatario, Peter Lim. Todo ello, aunado a la crisis sanitaria mundial, dinamitaron un proyecto deportivo sólido que motivó las destituciones de Marcelino (1er entrenador) y Mateu Alemany (director general) aun habiendo ganado un título 11 años después y habiendo conseguido dos clasificaciones consecutivas para la Champions League. En consecuencia, se efectuaron las ventas de los mejores jugadores del equipo a precios bastante asequibles o incluso a coste 0: Rodrigo Moreno (30 mill. € al Leeds), Ferrán Torres (25 mill. € al Manchester City), Geoffrey Kondogbia (15 mill. € al Atlético de Madrid), Francis Coquelin (6,5 mill. € al Villarreal) y Daniel Parejo (libre al Villarreal). Y lo más surrealista de todo es que no se fichó absolutamente a ningún jugador para empezar la temporada actual.

Factor deportivo:
Para explicar y contextualizar esta causa solo tenemos que observar en el escenario futbolístico europeo las actuaciones recientes de los clubes españoles. De este modo, podemos confirmar que el declive del rendimiento deportivo del fútbol español en Europa es ya una realidad, así como su déficit competitivo cuando se enfrenta a los “cocos europeos”. Un hecho, que se ha convertido ya en una tendencia durante los últimos 2-3 años y que ha dejado en el recuerdo la etapa dorada y hegemónica del fútbol español.
“En las diez temporadas que pasaron entre la 08-09 y la 17-18, el fútbol español ganó siete Champions (cuatro el Madrid y tres el Barcelona), además de las dos finales del Atlético. En ese mismo periodo, se ganaron seis Europa Leagues (cuatro el Sevilla y dos el Atlético Madrid) y el inolvidable triplete internacional con Eurocopa-Mundial-Eurocopa".
¿Cuáles son las claves de la pérdida del dominio deportivo y la falta de competitividad en el panorama europeo de los clubes españoles?
Durante la hegemonía del fútbol español, partiendo de la base de una generación de futbolistas españoles irrepetible, de entrenadores nacionales de mucho talento y de algunos fichajes superestrella que sirvieron para liderar los proyectos deportivos, éramos capaces de sobreponer nuestra técnica, calidad y rigor táctico a las aptitudes físicas que imperaban en otras ligas, y por tanto dominábamos los partidos y el ritmo de juego a nuestro antojo con el estilo del "tiki-taka" por bandera. Como decía el gran Johan Cruyff: "No hay jugador que sea tan rápido como el balón en movimiento".

Evidentemente, la rivalidad histórica entre Cristiano Ronaldo y Lionel Messi por ser el mejor jugador del mundo fue clave en esta etapa de dominio futbolístico, ya que no sólo elevó el techo competitivo y deportivo del fútbol español en Europa, sino que situó a nuestra liga como la mejor del mundo sin discusión teniendo como principal baluarte "El Clásico". Sin embargo, todos los ciclos tienen un final, y en este caso la situación ha cambiado drásticamente ya que no hemos sabido reinventarnos y adaptarnos a las nuevas necesidades que exige "el fútbol moderno 2.0".
Lamentablemente, se ha revertido el dominio del fútbol español en beneficio de un fútbol mucho más físico, veloz y vertiginoso sin dejar de lado el aspecto técnico y táctico. El fútbol ahora es mucho más global y más consistente, es decir, para dominar en Europa no sólo te vale con ser un equipo con mucha calidad y con jugadores habilidosos, hay que imprimirle ese plus de competitividad y de exigencia en forma de despliegue físico y velocidad de movimientos. Como consecuencia de ello, los clubes españoles ya no pueden imponer su estilo ya que se ven sometidos e incapaces de contrarrestar el dominio de los clubes que practican ese "nuevo fútbol". En este aspecto, la falta de preparación de partidos o de conceptos tácticos de los entrenadores actuales en España también influye ya que si no vas a poder imponer tu ritmo de juego al menos condiciona el del rival con fundamentos tácticos. Esa riqueza táctica, santo y seña de la Bundesliga, que ha llegado de la mano de los Julian Nagelsmann, Hans Dieter-Flick y Marco Rose ha ayudado a hacer más atractiva dicha liga y otros como Jürgen Klopp en el Liverpool o Thomas Tuchel en el PSG han sabido trasladar esa frescura táctica a la Premier League y Ligue-1 respectivamente.
En mi opinión, a nivel general, el fútbol español se ha "acomodado" perdiendo su identidad y su modelo de juego que antaño fue la referencia a nivel mundial.
"Es la primera vez en 11 años (2009-2020) que la liga española no tiene representación en las semifinales de la Champions League. La última vez que sucedió este hecho fue en la edición de 2007/2008 con la presencia del Liverpool, Milán, Chelsea y Manchester United".
La realidad es, y supongo que estamos todos de acuerdo, que la velocidad en transiciones, ahora mismo, es la clave en el fútbol y es más determinante que la técnica o el ataque posicional. Dos aspectos esenciales en el fútbol español que están muy arraigados y que nos impiden evolucionar hacia el nuevo escenario competitivo y la cadencia del juego imperante en Europa que pide un nivel de intensidad y agresividad mucho más elevado. De hecho, la mayoría de equipos, sobre todo en Alemania e Inglaterra, se sienten más cómodos dejándole el peso del partido a sus rivales, sometiéndoles a una asfixiante presión en bloque alto desde la salida de balón. Si a ello le sumas la calidad, la técnica y la riqueza táctica de equipos como el Bayern de Múnich o el Manchester City, éstos acaban convirtiéndose en verdaderos rodillos.

Otra clave de esta falta de competitividad y rendimiento deportivo, sobre todo en las grandes citas europeas, la encontramos en que el mercado español es muy "endogámico" y no arriesga e indaga todo lo que debería en el mercado internacional. Me explico, la tendencia en los últimos años es que los clubes españoles apuestan bastante por el talento de sus canteras, sobre todo en estos tiempos de crisis, pero que dista mucho del talento que tuvimos antaño, y por jugadores españoles ya contrastados en LaLiga que van rotando de un club a otro dentro del mismo entorno competitivo creando un desgaste evidente. Existen tres causas fundamentales para explicar este contexto: el poco riesgo que quieren asumir los entrenadores y la dirección deportiva a la hora de confeccionar los equipos, la pérdida de atractivo de la liga española para los talentos jóvenes sobre todo de Latinoamérica que provoca que nos estemos fijando más en otro mercados más secundarios como el balcánico o el escandinavo, y la desventaja competitiva en cuanto a poderío económico en la compra de jóvenes promesas internacionales o de estrellas ya contrastadas como los Haaland o Mbappé que está por ver si al final recalan en nuestra liga.
Ahora mismo ni el Real Madrid ni el FC Barcelona están capacitados para hacer frente a la supremacía en términos económicos de los grandes clubes ingleses y de otros como el Bayern de Múnich o el PSG.
Factor político-fiscal:
Y, por último, hay que tener en cuenta la influencia que ejerce la política fiscal de nuestro país en el contexto económico y competitivo de la liga española. Una incógnita que no hay que quitar de la ecuación si queremos analizar profundamente las causas del declive del fútbol español.
La crisis económico-sanitaria ha expuesto de manera clara la debilidad organizativa y estructural del sistema español, así como la gestión operativa y económica de los recursos de que dispone. Esto se extrapola al mundo del fútbol y si añadimos que existe una política fiscal demasiado rígida sin incentivos fiscales que estimulen la inversión extranjera en nuestro fútbol y la compra de superestrellas pues la situación se agrava aún más. Esta falta de estímulo fiscal que sí que existe en otros países europeos y la mala gestión política han facilitado la famosa “fuga de talentos” que se ha convertido en tendencia en estos últimos 2-3 años. La salida de dos de los mejores jugadores de LaLiga, la de Neymar al PSG y la de Cristiano Ronaldo a la Juventus, más la emigración de gran talento nacional a otras grandes ligas europeas ha evidenciado la precariedad y la inestabilidad deportiva del fútbol español.
"En España se paga un IRPF en torno al 45% mientras que en otros países como en Italia, desde 2017, si un jugador no ha residido en los últimos dos años en Italia y prevé mantener su residencia fiscal en el país podrá tributar sólo por el 30% de sus rentas obtenidas en Italia y del 10% en algunas regiones del sur. En Francia, por ejemplo, los jugadores están exentos de tributar por el 30% de sus ingresos en condiciones similares. Además, en Italia puedes pagar un fijo de 100.000 € anuales en concepto de impuestos por rentas obtenidas en el extranjero como, por ejemplo, los derechos de imagen".
Esta permisividad fiscal a nivel europeo ha favorecido, como he comentado anteriormente, una creciente fuga de talentos de nuestra competición. Es decir, los futbolistas de mayor talento o las superestrellas tienden a ir a jugar a otras grandes ligas, sencillamente porque tiene mayores incentivos tributarios. Además, esta ventaja fiscal permite a los clubes de estas ligas contratar en mejores condiciones a estos futbolistas mermando así la capacidad financiera de los clubes españoles y desprestigiando la imagen y el nivel deportivo de la liga española. Como consecuencia de ello, el resto de las grandes ligas europeas resultan ser más atractivas para los aficionados, cuentan con un mayor seguimiento y, por ende, se generan mayores audiencias e ingresos, así como una mayor riqueza (rentas, empleo e impuestos), y una posición de liderazgo respecto al fútbol profesional español.

Por ello, lo más lógico y adecuado sería que el Gobierno junto con el CSD desarrollase un proyecto fiscal para evitar esta problemática estableciendo una homogeneización y/o armonización con el sistema tributario europeo cuyo objetivo sería minimizar esa ventaja fiscal que sí tienen los países de las otras grandes ligas europeas. Esto motivaría a los propietarios actuales a realizar grandes inversiones y permitiría atraer capital extranjero que estaría dispuesto a invertir en el fútbol español devolviendo la posición de liderazgo deportivo y económico a la liga española que tanto tiempo ha mantenido durante la última década.
Comentarios